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Los profetas y la revelación

Un profeta es una persona que ha sido llamada por Dios para hablar en Su nombre (véanse Jeremías 1:4–5Amós 3:7Juan 15:16D. y C. 1:37–38). Los profetas testifican de Jesucristo y enseñan Su evangelio, dan a conocer la voluntad y el verdadero carácter de Dios, condenan el pecado, advierten sobre sus consecuencias y nos ayudan a evitar el engaño (véanse Ezequiel 3:16–17Efesios 4:11–14). En ocasiones, profetizan acerca de acontecimientos futuros. Los profetas pueden cumplir con esas responsabilidades porque reciben autoridad y revelación de Dios.

La revelación es la comunicación de Dios con Sus hijos. La mayor parte de la revelación llega a través de impresiones, pensamientos y sentimientos que provienen del Espíritu Santo. La revelación también puede recibirse por medio de visiones, sueños y visitas de ángeles.

Durante Su ministerio terrenal, y luego en nuestra época, el Señor organizó Su Iglesia sobre el fundamento de los profetas y los apóstoles (véase Efesios 2:19–20). El Presidente de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días es el profeta de Dios para todo pueblo de la tierra en la actualidad. Sostenemos al Presidente de la Iglesia como profeta, vidente y revelador, y como la única persona sobre la tierra que recibe revelación para dirigir toda la Iglesia. Si recibimos y obedecemos con fidelidad las enseñanzas del Presidente de la Iglesia, Dios nos bendecirá para que podamos evitar el engaño y la maldad (véase D. y C. 21:4–6). También sostenemos a los consejeros de la Primera Presidencia y a los miembros del Cuórum de los Doce Apóstoles como profetas, videntes y reveladores.

Las Escrituras, la Biblia, el Libro de Mormón, Doctrina y Convenios y La Perla de Gran Precio, contienen revelaciones dadas por medio de profetas de la antigüedad y de los últimos días. Al estudiar las palabras de los profetas, aprendemos la verdad y recibimos guía.

Aunque Dios da revelación a través de los profetas para guiar a todos Sus hijos, las personas pueden recibir revelación que las ayude en sus necesidades, responsabilidades y preguntas específicas, y que contribuya a fortalecer sus testimonios. Sin embargo, la inspiración personal del Señor nunca contradice la revelación que Dios da mediante Sus profetas.

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