Mi amiga y compañera de la escuela Dana me habló de la iglesia y me invitó a una actividad de hombres y mujeres jóvenes, decidí ir a ver cómo era. Cuando fui e hicimos la actividad me divertí mucho y me gustó lo que hacían, la forma en que pensaban, que no te juzgaban ni nada por ese estilo. Te hacían sentir muy cómodo. Entonces mis tíos y mi hermana que también van a la iglesia me dijeron si quería ir un domi
ngo a la iglesia. Cuando fuimos, al entrar se sentía paz y tranquilidad.
Empecé a ir a seminario, donde la clase fue muy linda, Tuve una experiencia hermosa al escuchar el evangelio.
El hermano Ciccio dice, Los primeros días de abril, se incorporó una jovencita a mi clase de seminario. Una cosa que me lla
mó la atención, de cuando trato de ir los sábados un rato antes, media hora, para sistemar el aula, preparar el pizarrón y lo que voy a utilizar, cuando llego a la rama, había una jovencita que no conocía, cuando estoy abriendo la puerta, me comenta que había sido invitada por Dana Navarro.
Fue muy interesante ver y escuchar como los jovencitos le explicaban el propósito de seminario en sus vidas.
La semana posterior recibo una llamada de las misioneras, ellas me comentan que había aceptado el desafío de bautizarse, y también me comentaron quien le gustaría que le bautice, ella dijo que el hermano de seminario. Imagínense la sorpresa y el gozo personal que sentí cuando las misioneras me hacen ese comentario.
Dana comenta:
Un día las misioneras vinieron a visitarme y me hablaron del bautismo, al escucharlas me agradó la idea de bautizarme, y quería bautizarme.
Elegí al hermano Ciccio para que me bautice y así es como me uní a la iglesia