En el Barrio Berazategui de la Estaca Quilmes, un movimiento inspirador está cambiando vidas. Todo comenzó cuando Sofía, de seminario del Barrio Berazategui, invitó a su novio Ignacio a unirse a las clases. Aunque al principio sus padres expresaron sus reservas, pronto cambiaron de parecer al escuchar los impactantes comentarios que detallaron el cambio positivo que seminario estaba haciendo en sus vidas. 

Después de solo unos días de asistencia, Ignacio encontró en seminario un refugio de paz y un lugar donde podía expresarse libremente sin temor al juicio. Inspirado por su experiencia, Micaela (hermana de Sofía) extendió la invitación a su amiga Jeny, quien se unió a las clases. 

 El viernes pasado, el grupo se amplió aún más cuando Javier y Malena, también compañeros de Micaela, se unieron a la clase. En la foto, estos “cuatro amigos de la iglesia”, irradiando alegría y conexión. 

Ellos comparten sus pensamientos sobre la experiencia en seminario y la Iglesia. 

«Me gusta venir aquí, me siento muy bien, muy tranquilo». «Me gusta poder decir todo lo que pienso y siento sin ser juzgado». Todos ellos asienten en acuerdo, expresando su aprecio por las enseñanzas que reciben y la calidez de la comunidad que han encontrado en seminario.