Historias de Éxito – 6/12/2023

Una Historia que Recién Empieza
Historia de Catalina Lara
Las líneas que contienen este relato abrazan a una jovencita de 16 años haciendo honor a su valentía, coraje y determinación; su nombre, Catalina Antonia Lara Quintana, la segunda de dos hermanas, una niña con un corazón gigante que no deja de latir al compás del servicio, la fraternidad y la dedicación en todas las cosas que realiza.
Su camino está lleno de buenos momentos, con una familia que la ama, la valora y la impulsa a sonreír, apoyándola para que sea su mejor versión cada amanecer. Como todos, ha tenido días no tan agradables, como el 08 de septiembre 2023, por ejemplo, que fue una jornada en la que se encontró en un lugar y en un momento en el que debió sostener con toda su convicción a una amiga a quien le costaba pensar en lo hermosa que es la vida ya que pasaba por dificultades complejas en el ámbito familiar y personal. Catalina encontró valor y entereza en su espíritu, el que se había estado fortaleciendo con los años, domingo a domingo, gota a gota, clase a clase de seminario, mujeres jóvenes, escuela dominical y tantas otras. Corrió, gritó y alertó a los guardias del lugar, activándose gracias a ella, los protocolos que permitieron salvar a la amiga de un camino a la oscuridad sin fin; esa tarde, la amiga caminó a casa junto a su padre; Catalina regresó a su hogar junto a su familia.
El impacto emocional de tal evento no pudo ser procesado de manera adecuada por quien es la protagonista de esta historia, terminando la noche de ese viernes en la sala de reanimación de una clínica de la ciudad, siendo diagnosticada con trastorno de angustia y ansiedad disociativo, que, dicho en otras palabras, su manera de olvidar la realidad vivida era desconectar incontables veces en modalidad de desmayo. Luego de la urgencia, la internación, horas y horas de incertidumbre y dolor, de verla inhabilitada y obligada a estar en cama sin fecha de recuperación, con un cuadro psiquiátrico que congeló sus días, su colegio, su participación en seminario, en la Iglesia, la dejó lejos de su familia ya que cualquier emoción, en adelante, positiva o negativa, la hacía tomar el camino que su cabeza generó para resolver toda situación, es decir, desmayarse. Dos hermanos del Sacerdocio del Barrio Apoquindo fueron contactados por el hermano Sanguineti, quien fue avisado por nuestro Obispo Torres del Barrio La Reina. La bendición que ellos impusieron sobre la cabeza de Catalina le dio la posibilidad de regresar a casa, un paso pequeño pero importante. La congregación estuvo increíble todo el tiempo, respeto, consuelo, oraciones y ofertas de ayuda nunca faltaron.
Catalina al día siguiente de recibir su bendición de salud (14 de septiembre 2023)
Un acompañamiento de 24/7 y la pérdida de todo contacto social, solo era ella, su hermana Kathya y yo, su madre. Su hermana, la más linda y tierna personita, sus manos unidas le dieron soporte en días de angustia interminable, su brazo alrededor del cuello para que no se golpeara cuando caía, días grises, lágrimas que vuelven al recordar cuadros de imágenes de días, noches, sol, lluvia, nada cambiaba, solo era tristeza unida a la esperanza.
Los días pasaban y así también las clases de seminario que en paralelo seguían impartiéndose. Atrasada dos semanas, y alcanzando una mediana recuperación, pero aun en cama y en aislamiento, Catalina accede a recibir una clase, la primera de muchas. Estuvo en silencio, escuchó, pensó, solo siguió el ritmo de una lectura de la doctrina y las verdades de esa lección, luego durmió y despertó serena, tranquila. Llegó la noche, una noche más, y antes de dormir concluyó que este día no se había desmayado, el primero sin eventos, casi un milagro. Recordamos algo diferente que este día tuvo, “la clase de seminario”. Día 2, una nueva clase, a la hora que quisiera, solo escucharía y sacaría conclusiones sencillas, miraría los videos y descansaría, día 2 sin desmayarse; día 3, 4, 5…los días fueron pasando, lentos, a veces dos clases en el día, tenía que ponerse a la par con sus compañeros del mundo. Las clases una a una, se recuperaron en casi dos semanas, dos semanas en que Catalina no tuvo ningún desmayo. Las clases, de manera mágica, hablaban de desafíos personales, de fortaleza, de esperanza, de fe. Cada día también se le pidió un poco más de esfuerzo, un poco más de aplicación, y lo lograba, ahora ella misma leía y concluía y ayudaba a poner los videos, ahora podía caminar hasta el sillón, ahora tenía las fuerzas para pararse y el ánimo para asistir unos minutos al colegio, 15 minutos, 1 hora, 2 horas.
“Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4:13), se convirtió en su escritura favorita ya que hace propias las palabras de Pablo y comprende mediante la fe, que hoy se recupera con cariño, con paciencia, con el aprecio que la familia de la Iglesia le aporta, con el amor que recibe de su familia nuclear y extendida, con el llamado y el ánimo de sus amigos y compañeros.
El último día de Seminario tuvo la posibilidad de hacer la evaluación en casa, sin embargo y para sorpresa de todos, tomó una valiente decisión, acercarse a la Iglesia y compartir la hora de la prueba con su compañero Henry y su maestro John Whatson, quienes siempre estuvieron atentos a su progreso.Y lo logró otra vez, rindió la prueba y aprobó su tercer año de seminario. Las lecturas las tenía listas desde agosto, como si algo le hubiese avisado que debía avanzar.
Catalina ha sido un ejemplo de resiliencia y esperanza, la fortaleza para quienes le rodeamos y la oportunidad de seguir amándola y acompañándola en el camino de la tierra que le quede por vivir, que esperamos sean muchos más, para seguir compartiendo junto a su corazón puro y lleno de amor.
Seminario fue para Catalina el bálsamo en sus días de angustia y pesar, Seminario cambia vidas, a Catalina le devolvió las ganas de volver a sonreír. Una historia que recién empieza, porque queda camino que recorrer, pero lo hace paso a paso, con la ayuda del ministerio de ángeles y con la fe en Cristo, intacta.
Catalina en la evaluación de Seminario junto a su compañero Henry, (9 de noviembre)
Enviado por: Rolando Armijo