Martina se bautizó a principios de 2019 y asistió durante dos meses a la Iglesia con su hermana mayor. La pandemia interrumpió la posibilidad de continuar con las reuniones presenciales, y gradualmente comenzaron a alejarse de la congregación.
Sin embargo, a principios de este año, los misioneros visitaron a su familia y los alentaron a retomar la práctica religiosa. Martina, ahora con 16 años, tenía la oportunidad de unirse a Seminario. La maestra Mery Ludueña la invitó a unirse a las clases mientras estaban en la capilla junto a los Misioneros.
Desde ese momento, Martina comenzó a asistir a los encuentros con los jóvenes de 14 a 17 años, donde exploraban el Nuevo Testamento. Y así como Martina, su otra hermanita Daiana, cumplió 14 años y también fue invitada a unirse a Seminario, resultando en su reciente bautismo.
Martina no solo transformó su vida, sino que también inspiró a Jennifer, una amiga suya, a asistir a Seminario y escuchar a los misioneros, lo que rápidamente desencadenó otro bautismo.
De manera similar, Agustina, otra joven de su grupo familiar, conoció a los misioneros gracias a la influencia de Martina, y no solo se bautizó, sino que también se convirtió en una asidua participante de Seminario.
«A mi me gusta mucho llevar a la gente para que conozca el evangelio es algo muy hermoso.» Dice Martina.
Y completa: «Ahora comencé a llevar a la Iglesia a mi vecina Belén, también llevé a otra amiga que se llama Fiorella y a mi mejor amigo Leonel. Que cuando tienen más tiempo libre del colegio aprovechan para acompañarme. Y pensándolo bien, creo que invité algunos más y ahora no recuerdo bien.»
Enviado por: Marcelo Barli
Edición: Ariel Noriega